CIC
16 de ago de 20163 min.
8 encuentros – Todos los miércoles a las 14: 15 hs – Entrada Libre y Gratuita con inscripción previa a través de reservas@cic.edu.ar
TRADICIÓN Y MODERNIDAD
Por Gustavo J. Castagna
El terror y el policial en los últimos años. Dos décadas de géneros cinematográficos con sus correspondientes transformaciones, mutaciones, reciclajes. No solamente estéticos, sino también conceptuales y ajenos a los films en sí mismos.
El espectador de hoy disfruta de las películas de terror y de las cintas policiales desde un lugar distinto: desprovisto de la cultura cinéfila tradicional, explora su mirada desde el goce inmediato, la repercusión eficaz, el análisis redituable por el efecto en sí mismo.
El cine y los géneros transitan una etapa de cambios, formales y temáticos, mirando hacia atrás e invocando referentes del pasado a través de citas y homenajes, pero también, colocando la cámara en el presente, fijando la atención en las novedades que proponen los avances técnicos al servicio de las historias.
En ese sentido, el seminario que empieza el miércoles 24 de agosto tiene la intención de abrir interrogantes, tratando de no clausurar conceptos en relación al futuro del cine y de su actualidad genérica. Son ocho títulos que abrieron nuevas perspectivas dentro del terror y del policial, algunos de ellos ya canónicos e incorporados a la mejor memoria que propone el cine. Otros, en cambio, construidos desde la tradición de antaño pero actualizando esos conflictos (el mito del vampiro, las traiciones dentro de un ambiente policial) valiéndose de una mirada que entremezcla ciertos guiños posmodernos con un anclaje que respeta el pasado.
Nada más atendible, por lo tanto, que unos breves apuntes sobre los ocho films del seminario:
TE SIGUE de DAVID ROBERT MITCHELL. Estrenada el año pasado en cine, rodada con pocos recursos económicos, la película rinde culto –y de la mejor manera- a los extraordinarios films de John Carpenter de los años 70 y 80 (Halloween, La niebla, The Thing, El príncipe de las tinieblas). Terror y suspenso de observación sin efectos gratuitos.
DÉJAME ENTRAR de MATT REEVES. Remake de una película sueca, la historia escarba en el mito del vampiro en su vertiente más arriesgada: la niñez y la amistad convertidas en una historia de amor con sangre, antropofagia y canibalismo justos y necesarios.
REC. de JAUME BALAGUERÓ y PACO PLAZA. A esta altura un clásico de terror español con la cámara como protagonista de una historia que empieza con un programa nocturno televisivo para mutar a una enfermedad y un virus incontrolable que se desparrama en un espacio único y asfixiante.
LA ADICCIÓN de ABEL FERRARA. El inquieto director ítaloamericano (Un maldito policía, El rey de Nueva York) registra a su frágil personaje femenino necesitado de sangre entre símbolos y citas filosóficas y un mortuorio uso del blanco y negro como imperiosa elección estética.
PECADOS CAPITALES de DAVID FINCHER. Clásico policial del director de Zodíaco, que retoma los tópicos de la investigación policial tradicional pero que suma la truculencia de los asesinatos y la conformación de una pareja despareja de detectives de impecable construcción dramática.
LOS ÁNGELES AL DESNUDO de CURTIS HANSON. Nada es lo que parece ser en un destacamento legal pero al margen de la ley y mucho más si la historia transcurre en esos años 50 en un Los Ángeles teñido de traiciones, ajustes de cuentas, policías corruptos y mujeres que seducen con sus cabellos rubios platinados.
TIEMPOS VIOLENTOS de QUENTIN TARANTINO. El todo o nada de hace dos décadas de un director que a través de esta película provocó la admiración de críticos y espectadores. Un elenco clase A, una estructura de relato a puro riesgo, guiños, violencia, bailes, homenajes al policial tradicional, drogas. Un perfecto cóctel posmoderno.
LOS SOSPECHOSOS DE SIEMPRE de BRYAN SINGER. Otro gran ejemplo policial de los años 90, enrolado en el clasicismo y la modernidad a través del relato de investigación con una estructura que narra entre el pasado y el presente. A puro clima sinuoso e inestable, la película va conformando su interrogante de manera eficaz: ¿quién es Keyzer Soze?