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Proyección especial del film “Ganas de vivir” + charla con el actor Dawid Ogrodnik

El Viernes pasado se llevó a cabo en el Teatro del CIC, la proyección de “Ganas de Vivir” el film polaco del año 2013 dirigido por Maciej Pieprzyca y que forma parte del 2º Festival de Cine Polaco en Buenos Aires. Dawid Ogrodnik, el reconocido actor protagonista del film, ofreció una charla al terminar la proyección en el marco de las actividades especiales del Festival.


Dawid nació en 1986 en Polonia y es un actor de cine y de teatro, graduado en 2011 con mención de honor de la Academia de Artes Dramáticas en Cracovia. En 2012 recibió el premio al Mejor Actor de Reparto por la película SOS DIOS en el Festival de Gdynia, el evento más importante del cine polaco. Dawid Ogrodnik actuó también en la película IDA, que fue elegida como candidata polaca al Oscar 2015. El film llegó a los cines de Argentina.




Por su maravilloso papel protagónico en el film GANAS DE VIVIR recibió varios premios en los festivales de Polonia y del mundo, interpretando a Mateusz, un chico que no puede hablar ni coordinar los movimientos de su cuerpo pero que entiende, piensa, siente y ama. Finalmente recién a los 30 años puede comunicarse con los demás y decir qué piensa. El camino había estado lleno de amargura y sufrimiento, pero también amor y apoyo familiar.


En un colmado Teatro del CIC, alumnos de la Carrera de Realización y Actuación compartieron la inigualable experiencia de conversar con el protagonista del film una vez culminada la película. , pudiendo de esta manera conocer de cerca su particular método de trabajo.

Moderada por Mercedes González del Solar y Celia Muggeri, coordinadoras de las Carreras de Realización y Actuación respectivamente, la mesa comenzó su recorrido haciendo hincapié en la búsqueda de la identidad, tópico representado tanto en “Ida” como en “Ganas de Vivir”. Anclando esto, se consultó a Dawid respecto de cuál fue su propia búsqueda de identidad como actor.



Dawid Ogrodnik: Es lo mismo que en el camino de la vida. Es enfrentarse a lo positivo y a lo drástico. Un profesor en Krakovia me enseñó que la curva del actor es la misma que en la vida. El desafío es la amplitud de la curva, que es donde está el conocimiento. Ampliar esa curva y esa distancia entre lo bueno y lo malo.

Dawid proviene de una familia de músicos, es consultado respecto de su relación con la música y por qué decidió dedicarse a la actuación a pesar de esto.


Dawid Ogrodnik: En un momento pensé que la música era mi forma adecuada de expresión, y en cierto momento pensé que había sido suficiente ya que la actuación era algo mucho más sintético, que fusiona la música pero también la literatura. Y eso me atrajo.

La labor de Dawid en “Ganas de Vivir” es sencillamente brillante. Su trabajo emocional y su diálogo corporal para la composición del personaje es el foco de atención elegido para la siguiente pregunta:


Dawid Ogrodnik: Para la construcción de todos mis papeles he desarrollado un método casi matemático.

Pego en las paredes hojas en blanco con el encabezado de todas las escenas del guión.

Entonces me siento frente a la pared y puedo, de un vistazo, mirar toda la película.

Marco con colores todos los encuentros con personajes que se repiten y los analizo. Y por ciertas razones, estos papeles se multiplican.

Escribo debajo de cada una, monólogos de mi personaje, al estilo Stanislavski.

Y ahí, nuevamente, miro la pared y veo la película con otra perspectiva. Se enciende mucho más el lado emocional del personaje. Luego hago acento en su recorrido. Y busco las trampas al espectador para no dejarme atrapar por ellas. Explico esto, que tiene que ver con la enseñanza de otro profesor: no se puede revelar todo respecto del personaje.


 

Ahí me siento nuevamente frente a mi pared, y miro esta película de otra forma. Y empiezo a pensar en cómo actuar para que el espectador no se dé cuenta de mi principal móvil o deseo. Mientras tanto leo libros, me encuentro con gente y miro todas las películas accesibles sobre el tema para no repetir algo.

Entrando más de lleno en lo particular de su composición, el trabajo incluso muscular de Dawid es de una precisión asombrosa, caminando exitosamente la delgada línea entre lo creíble y lo exagerado. Es consultado respecto de cómo y con quién lo trabajó para lograr este gran resultado.


Dawid Ogrodnik: No había otra forma que ponerse frente a una cámara, grabarse y establecer conclusiones. Todo el movimiento en el piso demandó también mucho trabajo para que el espectador no se dé cuenta de cuán difícil y simple a la vez, eso es.


Un aspecto muy difícil de este personaje fue no evidenciar su imposibilidad. Ya que siendo una persona con plena capacidad de movimientos, no podía imaginarme cómo hacer eso.

Cuando dejé de hablarle a la gente, me dí cuenta que no era todo tan obvio como me parecía.

En cuanto a lo emocional y lo físico que ya lo tenía trabajado, hubo entrenamiento con un especialista de pantomima de uno de los teatros de Varsovia.


No me gusta repetirme pero siempre pongo el mismo ejemplo. Estando yo internalizado en el personaje, Bartek, el entrenador tomaba un vaso con agua, encendía el cronómetro y me decía que tenía cinco minutos para tomarlo. Y, por suerte no llegué a tomar ese vaso en cinco minutos… estuve muy decepcionado. Pero Bartek tuvo buen corazón y me dio una segunda chance. Puso el cronómetro en seis minutos y me dijo que ahora, sí o sí, tenía que llegar. En esa segunda oportunidad, llegué a tomarlo.

Y esa primera decepción en choque con el logro posterior. Fue una sensación que definió mi personaje y que repetí en la escena con la madre. Y ahí verdaderamente sentí esa importancia de la comunicación.

Ante la presencia de los alumnos de actuación, la charla se centra en la importancia del diálogo corporal. Cómo un cuerpo puede hablar sin necesidad de mediar palabra. A esto, Dawid le suma un consejo referido a potenciar lo emocional para lograr lo corporal.


Dawid Ogrodnik: Es paradójico. La vez pasada, hablando con una mujer con quien me gusta hablar, le dije que en tal o cual situación no había sentido nada. Ella dijo que eso era mentira, que sentir, sentimos todo el tiempo. Y con eso me di cuenta que muchas veces como actor cuando no sentía nada me enfocaba tanto en mí mismo, que no me enfocaba tanto en qué sentía concretamente.

Así que si en algún momento piensan que no sienten nada, no es verdad. Piensen en qué es lo que realmente sienten.


Esto desemboca en la honestidad de la interpretación del personaje de Mateusz, se consulta a Dawid sobre su relación y método de trabajo con el director para lograr una actuación tan medida frente a cámara.

Dawid Ogrodnik: No tengo la idea de que el director deba ser mi apoyo. Lo trato más bien como un encuentro en el que hay un cierto intercambio. Valoro la honestidad en ese tipo de intercambio y valoro cuando alguien está listo o preparado para ese tipo de encuentro. Y valoro también cuando el director no me manipula a mí. Mientras me caiga bien, estoy dispuesto a darle todo de mí mismo. Porque no es un encuentro privado. Estoy evolucionando frente a sus ojos y de eso se trata. No es posible conocernos como seres humanos sino como artistas.


En lo que refiere a la honestidad del actor, ese creo que es un gran problema en el cine. En lo que se llama honestidad en el trabajo. Me he encontrado con actores que trabajan muy bien frente a cámara, con permanente sentido de la ubicación y de movimiento. A tal punto que comienzo a sentirlo deshonesto. Si alguien quiere hacer su trabajo de esa forma, no tengo ningún problema pero yo no lo hago de esa manera, sino a la inversa. Y cuando la verdad es poderosa, un camarógrafo o un director sabio sabe perfectamente donde ubicarse.


Ganas de Vivir” supone un gran desafío no sólo por la exigente composición de personaje, sino también por la historia que cuenta. Una experiencia que puede enriquecer no sólo al actor sino también al ser humano. Dawid parece muy conciente de ésto.


Dawid Ogrodnik: Creo que es la experiencia más importante que tuve y que tendré. Aprendí a mirar a otras personas sin muros en el medio. Y el conocimiento de que todos tenemos miedos y sueños, y es algo que encontrás en el rodaje. Soy consciente que todo eso suena muy grandilocuente, pero al fin y al cabo así es la vida y el cine también es parte de la vida, con sus altibajos que tienen el mismo valor.

La charla continuó con la bienvenidas preguntas de los alumnos, que tuvieron la maravillosa posibilidad de aprehender bien de cerca el método de trabajo profesional en actuación para cine.


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