AMORES DEL PRESENTE Y HACIA EL FUTURO
Por Gustavo J. Castagna
Allá por los años 90, cuando aun sobrevivían algunos videoclubes con los VHS y empezaba a colarse el nuevo soporte / invento del DVD, se editaron dos películas de un director asiático (casi) desconocido por estos paisajes. Su nombre: Wong-Kar Wai. Las dos películas: LA CAÍDA DE LOS ÁNGELES y CHUNGKING EXPRESS, filmadas entre el 94 y el 95.
Sin embargo, el “desconocimiento” por Wong más que nada le pertenecía a un público global, a quienes aun alquilaban películas, al que concurría asiduamente al cine durante el cine de semana. El crítico de cine y algunos espectadores, en cambio, ya habían disfrutado del estreno comercial de HAPPY TOGHETER / FELICES JUNTOS (1997), filmada acá cerca, en La Boca (sí, no hay error de tipeo), que narraba la historia de dos asiáticos aferrados a una tensa relación de pareja, peleándose, separándose y luego de vuelta reconciliados en medio de su amor y pasión homosexual. No habían circulado casi noticias del rodaje ni tampoco sobre la estadía de Wong en Buenos Aires, junto a su gran DF Christopher Doyle (de origen australiano) y su dúo actoral (uno de ellos, el versátil Tony Leung, intérprete fetiche del cineasta). Pero sí sus imágenes resultarían recordables por ese registro en un blanco y negro intenso, por captar rincones de Buenos Aires nunca descubiertos por realizadores de acá, por jugársela con el uso de música extradiegética (boleros, canciones románticas), pautadas con un montaje ríspido y cortante en donde se fusionaba una estética heredada del videoclip con la transpiración y algún polvo contundente protagonizado por la pareja extranjera.
Pero a Wong le faltaba una película para que el público y la crítica le agradecieran por y para siempre. Y surgiría CON ÁNIMO DE AMAR (In the Mood for Love, 2000), una obra maestra, con esa pareja constituida por la bellísima Maggie Cheung y Tony Leung decididos a amarse pero a no rozarse, ni siquiera a tener un momento de placer dentro de una historia sobre la frustración romántica de dos individuos imborrables para la memoria del cine. Allí la ingeniería cinematográfica de Wong estallaba en todo su esplendor: el uso del ralentí, la música inolvidable a través del “quizás, quizás, quizás” entonado por Nat King Cole, los planos detalles, el caminar de Maggie y su docena de cambios de vestuario, los cigarrillos, la construcción de un espacio asfixiante para la pareja y hacia el espectador, el uso del fuera de campo con el propósito de no mostrar a los cónyuges de ambos…. y la famosa habitación 2046.
Efectivamente, con 2046 -LOS SECRETOS DEL AMOR, que comienza a gestarse durante la filmación de CON ÁNIMO DE AMAR y que luego de un largo lapso de rodaje recién se estrena en 2004, el estilo de Wong se estiliza a más no poder, empleando todos los recursos formales exhibidos en films anteriores pero destinados a la construcción de un universo artificial, grandilocuente, pomposo, que no permite medias tintas: el director nacido en 1958 en Shangai (China) decide culminar una primera etapa de su cine con una película de perfil alto, conciliando y fusionado géneros, remitiendo a sus títulos anteriores, amplificando hasta la desmesura las (im)posibilidades de amar de sus frágiles protagonistas.
Aunque, cabe aclarar, en 2046 – LOS SECRETOS DEL AMOR, el centro del relato es el escritor que encarna Tony Leung, y a su alrededor, un grupo de cuatro mujeres hermosas (Gong Li, Faye Wong, Zhang Ziyi y otra vez Maggie Cheung como personaje-fantasma salido de CON ÁNIMO DE AMAR) describiendo las variables del amor en un pasado, en un presente y también en el futuro.
En ese punto, el director mezcla los tiempos en forma astuta, ubicando sus relatos en 1963, entre 1966 y 1969 y, claro está, durante 2046. Ese último espacio, el que vendrá más adelante, refiere al año en que se (re)encuentran los recuerdos perdidos. Pero también, de allí la apuesta desmesurada de Wong con su película, el número alude al año en que el personaje jugado por Tony Leung (el Sr. Chow) escribe su novela y, por si fuera poco, remite a la habitación del hotel en donde se reunía con la Sra. Chan (Maggie Cheung) en CON ÁNIMO DE AMAR.
Pero seamos certeros: todo el párrafo anterior puede traslucir confuso pero la película nunca pretende serlo. En todo caso, propone la mirada atenta y desafiante de un espectador para que éste se sumerja en los pliegues y repliegues del amor, en el uso contrapuntístico de la voz en off, en la manera con que Wong inserta fragmentos de archivo de los años 60 para contextualizar ese paisaje inicial de unas historias poco y nada ortodoxas.
O todo lo contrario: tal vez 2046 –LOS SECRETOS DEL AMOR conforme a muchos y defraude a otros tantos, metida de lleno sus dos horas dentro de un gran artificio desde el cual Wong parece sentirse más que cómodo. Pero ocurre que el cine, por lo menos para el director chino, representa una zona de búsqueda, una permanente apuesta al riesgo, un territorio en donde pueden combinarse géneros (melodrama, ciencia ficción), armando y desarmando un entramado narrativo que canta victoria desde su tratamiento formal, siempre coqueteando con la autocomplacencia y el exceso.
Bienvenido, entonces, un film tan autocomplaciente, excesivo, bello y altamente romántico.
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